Tu hijo recibe más estímulos en un solo día que los que vos recibías en toda una semana de tu infancia.

Y no es culpa de nadie. Es el contexto en el que vivimos. El avance de la tecnología, las pantallas, la publicidad constante y el exceso de información lo cambió todo.

Como consecuencia, el tiempo de atención está en mínimos históricos. Cada año se reduce un poco más. Y aunque esto afecta a todos, en los niños de entre 4 y 16 años tiene un impacto mucho más profundo.

Porque en esas edades se están formando las conexiones cerebrales que permiten:

• Sostener la atención durante más de unos pocos minutos sin dispersarse.

• Organizar el pensamiento, seguir instrucciones, resolver problemas.

• Formar la memoria de trabajo, que permite retener lo que se está aprendiendo.

• Regular impulsos y emociones, para convivir, respetar y adaptarse.

• Planificar, priorizar y cambiar de tarea sin perder el hilo, habilidades esenciales a partir de la preadolescencia.

Cuando estas funciones no logran desarrollarse del todo, empiezan a aparecer señales visibles. Algunas son fáciles de notar, otras pasan desapercibidas:

• Bajo rendimiento escolar

• Tareas sin terminar

• Interrupciones constantes o dificultad para seguir una conversación

• Pérdida de objetos o falta de memoria para lo cotidiano

• Aburrimiento constante y cambios de actividad sin foco

• Dificultad para comprender o mantener el hilo de una explicación

• Frustración rápida al no poder resolver algo

• Cansancio mental sin causa aparente

• Dispersión incluso en cosas que disfruta

• Olvidos frecuentes de lo que leyó, escuchó o estudió

• Empieza motivado, pero abandona rápido

• Ansiedad o inquietud que no sabe explicar

• Pérdida de confianza en sí mismo por no poder concentrarse

Nutrientes necesarios para el cerebro en desarrollo.

Para que el cerebro pueda desarrollar correctamente funciones como la atención, la memoria, el control emocional o la planificación, necesita algo más que energía o “alimentación variada”.

Necesita ciertos micronutrientes específicos que no solo nutren, sino que participan activamente en la formación de conexiones neuronales, en la producción de neurotransmisores, en la regulación de la actividad cerebral y en el mantenimiento de la claridad mental.

Esos nutrientes son los que están en la fórmula Focus Kids 

Colina – El nutriente de la memoria

La colina es uno de los ingredientes más importantes cuando hablamos de concentración, memoria y aprendizaje en los chicos.
Funciona como una especie de "combustible" que el cerebro necesita para crear conexiones nuevas y recordar información.

Es fundamental para que los niños puedan:

• Prestar atención en clase

• Procesar lo que escuchan o leen

• Recordar lo que estudian o aprenden cada día

Además, la colina ayuda al cerebro a organizar mejor los pensamientos y a mantenerse más enfocado en una sola tarea sin dispersarse. Es clave durante la infancia, cuando el cerebro todavía está formando sus estructuras principales.

Zinc – El regulador natural de la atención

El zinc es un mineral que ayuda a que el cerebro funcione de manera equilibrada.
Contribuye a que los niños puedan mantener la atención por más tiempo, algo que se vuelve cada vez más difícil con tantas distracciones en el día a día.

Un buen nivel de zinc está asociado a:

• Mejor control de la impulsividad

• Mayor capacidad de concentración sostenida

• Mejor rendimiento escolar

• Menos irritabilidad o ansiedad leve

En muchos casos, los niños que tienen problemas de atención o se distraen fácilmente están bajos en este nutriente sin saberlo. Incorporarlo a la dieta puede marcar una diferencia real.

Magnesio – El mineral que calma y enfoca

El magnesio actúa como un tranquilizante natural suave para el sistema nervioso. No sedante, sino regulador.
Ayuda a que los niños estén más tranquilos, menos inquietos y más atentos.

Cuando el cuerpo está bajo estrés, excitación o agitación, el magnesio ayuda a reducir ese exceso de actividad en el cerebro, lo que facilita el foco y la claridad mental.

Es especialmente útil en chicos que:

• Les cuesta quedarse quietos o concentrarse

• Se distraen con facilidad

• Se sienten nerviosos o con energía desordenada

El magnesio ayuda a ordenar esa energía mental y física, facilitando el aprendizaje y la participación activa en tareas cognitivas.

 Vitamina B1 – Energía para pensar mejor

La vitamina B1, también conocida como tiamina, es esencial para que el cerebro pueda funcionar con fluidez.
Es como el cable que conecta lo que comemos con la energía que necesita el cerebro para trabajar.

Cuando hay buena cantidad de vitamina B1, los niños tienden a:

• Procesar mejor la información

• Tener más claridad mental

• Sentirse con más energía para aprender y concentrarse

En cambio, si hay déficit de esta vitamina, es común que el niño se sienta más lento, confuso o con dificultades para enfocarse.

Incluir en un vaso de agua, jugo o leche 30 gotas al día.

Nombre comercial: Focus Kids
Tipo de producto: Suplemento dietario infantil
Formato: Jarabe / Líquido oral
Contenido neto: 50ml
Dosis recomendada: 1,5 ml (30 gotas)
Duración del frasco: 33 días.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿No es mejor que lo obtenga de la alimentación?
Totalmente. Pero la realidad es que incluso los niños que comen bien pueden tener pequeñas carencias o desequilibrios que no se notan en un análisis, pero sí en el día a día: les cuesta enfocarse, se frustran rápido, se dispersan, se sienten mentalmente cansados.
Este suplemento no reemplaza la alimentación, pero la complementa con nutrientes clave para el funcionamiento del cerebro. Ni más ni menos.

¿Y si lo sobreestimula o lo altera?
No. Esta fórmula no contiene cafeína, azúcar ni colorantes. No excita ni acelera. Todo lo contrario: ingredientes como el magnesio o la colina ayudan a organizar la energía mental, para que el niño esté más claro, más tranquilo y más enfocado.

¿No va a depender de esto para rendir?
No. Esto no es una muleta, ni un medicamento. No altera funciones naturales. Simplemente aporta los micronutrientes que el cuerpo necesita para funcionar bien. Y cuando eso está equilibrado, el niño rinde por sí mismo, sin necesidad de forzar nada.

Mi hijo no tiene diagnóstico. ¿Hace falta?
Justamente. Este producto no es para tratar una enfermedad. Es para potenciar una etapa de crecimiento en la que el cerebro está formando estructuras clave. Si puede hacerlo con mejores recursos, ¿por qué esperar a que aparezcan problemas?

¿Puede tener efectos secundarios?

La fórmula fue pensada para el uso diario en niños. Las dosis están adaptadas a cada edad, y no contiene ingredientes agresivos ni innecesarios. Además, es libre de azúcar, sin gluten y con sabor apto para chicos.

¿Y esto no es igual a un multivitamínico común?
No. La mayoría de los multivitamínicos infantiles están diseñados para reforzar defensas.
Este trabaja en otro frente: la mente. Apoya la concentración, la memoria, la claridad mental. Es un suplemento neuroactivo, no inmunológico.

¿Y si todo esto es solo una moda más?
Lo que no es moda son los estudios que muestran la importancia de nutrientes como la colina, el zinc o el magnesio en la formación de neurotransmisores, la regulación del foco, y el equilibrio emocional.
Esto no es tendencia. Es ciencia aplicada.